jueves, 5 de marzo de 2009



Dominicano triunfa en Madrid con reinterpretación de Caperucita RojaEl artista es oriundo de Barahona y nació en 1961

Jorge Pineda, es oriundo de Barahona. EFE
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MADRID.- La famosa niña ataviada con una capucha roja, que Charles Perrault hizo famosa hace más de tres siglos, vuelve por estos días a Madrid de la mano del artista dominicano Jorge Pineda, quien propone que el espectador reconsidere si los personajes de su niñez son realmente como siempre los ha imaginado."¡Que viene Caperucita!" es el título que el artista de Barahona (República Dominicana, 1961) le ha puesto a su exposición, con la que inaugura hoy un nuevo local de la galería madrileña Raquel Ponce."He concebido este proyecto como un juego; que la gente se acerque a tratar de descifrar los códigos envueltos en él", dijo Pineda en una entrevista con Efe, convencido de que el arte contemporáneo ha dejado atrás "la reverencia y la solemnidad" para mirar el trabajo artístico "de manera natural, sana y sin dramatismo".El juego parece empezar con uno de sus dibujos en el que Caperucita orina de pie, como un niño. "Siempre decimos: '¡Que viene el lobo, que vine el lobo!'", dice Pineda, y pregunta luego: ¿Y si Caperucita no es como la imaginamos?".El artista desgrana las claves de su trabajo explicando que cada individuo tiene dentro de sí "los referentes que se forman en la niñez"; unas claves que, según él, empiezan a modificarse a medida que la persona crece y empieza a ver el mundo y a tomar referencias.Jorge Pineda utiliza en su trabajo a Caperucita y también a otros personajes infantiles, como Mambrú o Pinocho, "que inclusive la sicología utiliza hoy como mecanismos para desentrañar el inconsciente del individuo".El artista echa mano de nombres, referencias u objetos de esos cuentos sin la intención de recrearlos sino como una "búsqueda de la esencia" de lo que el autor "quizás pretendió decir" para reinterpretarlo.En su "juego" artístico, Jorge Pineda convierte a Pinocho en un boxeador escondido detrás de una máscara de sí mismo. "¿Para mentir mejor o para autoengañarse?", se pregunta.Y también hay una serie de muñecos de Mambrú, el niño que se fue a la guerra y no volvió. Jorge Pineda pone en fila a varios muñecos armados aparentemente iguales. "Están uniformados sólo por la actitud corporal, pues cada uno tiene su propia individualidad, sus efectos y su defectos".

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